“Quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado”
Ojalá sea cierto. Sí me encantaría. Que un día llegarás y me dijeras que te arrepientes de todo, lo que hiciste, lo que dijiste, lo que me reprochaste, de todo el daño hecho, y en ese momento con toda la seriedad posible que requiere el momento, darte tal patada en el culo, que se te quiten las ganas de sentarte el resto de tu vida. Entonces la felicidad que me arrebataste me será devuelta.
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